Ir al contenido principal

1 año, 1 día

El día después. Es lo más difícil. Abrir los ojos y ver que la vida cambió para siempre. El pequeño, el hijo, ya no está en casa. O está en un hospital, luchando por existir con la piel calcinada. La conciencia de que las cosas son así, que no fue pesadilla, y que ya no volverán a ser igual que antes. Nunca.

Y al año y un día pasa la reflexión. El recuerdo de ver la noticia enmedio de la vorágine del día. Saber lo cerca que están todas las historias. Porque tu compañero de trabajo llegó tarde a la oficina con la mirada devastada después de ver lo sucedido. Porque primos y amigos de los amigos de tu hija murieron ahí. Porque vecinos y sobrinos de tus amigos fueron cercados por el fuego ahí.

Y al siguiente día del recuerdo y el silencio, tengo palabras para decirlo. Que lo grave del incendio en la guardería ABC es la tragedia honda de esos niños y esas familias. Y lo peor, lo indignante, es que en ese incendio están concentrados todos los errores de nuestro país.

La débil y acomodaticia procuración de justicia.

La corrupción inextricable en todos los niveles de gobierno.

La colusión de empresarios, particulares e incluso ciudadanos en esta red corrupta.

El compadrazgo en las esferas del poder.

La información frenada y generada por esa obsesión política de controlar los daños a la imagen pública.

La politización cínica y descarada de todo, hasta de la muerte de un pequeño.

La impunidad de los poderosos: políticos y élites sociales.

La falta de conciencia de todo: de reglamentos, riesgos, leyes, derechos, obligaciones.

El ahisevá de todos.

La soberbia asqueante de los políticos que siguen durmiendo como bebés.

Las lágrimas inadmisibles de las esposas que sabían (y presumían) de negocios muy convenientes de sus maridos con el gobierno, pero que hasta entonces tomaron conciencia de que el negocio no era una guardería decrépita pero muy rentable, sino que el negocio, la responsabilidad, el servicio que prestaban era cuidar niños.

Un sistema de seguridad social donde cuidar niños se convierte no en una obligación, sino en un negocio.

Un país donde los negocios rentables se asientan sobre la irregularidad, y donde los negocios honrados son vapuleados por la sobre regulación.

Y así, a este país se lo seguirá llevando el carajo. Y a nosotros y a nuestros hijos.

Comentarios

Anónimo dijo…
- Faltan palabras para expresar toda la impotencia que se siente al pensar en tanta impunidad, en tanta corrupción, es triste, pero una realidad.
- Son tantas voces que no son escuchadas, son tantas heridas que jamás sanarán, son tantos vacíos que jamás se llenarán, lágrimas que nunca se borraran de muchos rostros.
- Pero aquí estamos, tal vez en silencio si quieres, pero acompañamos a todos esos angelitos y a todos esos padres.

Abrazos.

Eidania
Sin duda la justicia hará que los padres se alivien un poco, culminen la catarsis y les ayude a superar el duelo.

Sin justicia será muy difícil. Y también será un daño irreversible al país.

Bonito inicio de semana, Eidania.
Anónimo dijo…
- Se ve tan lejos esa "justicia", pero sé que esos padres jamás se cansarán y seguirán con su lucha, que esperemos algún día rinda sus frutos.
- Es un inicio de semana "triste", pero trataremos de dibujarle una gran sonrisa en el transcurso de la misma;
Un abrazo Antonieta,

Eidania.
Mejor pensemos que inicia con la esperanza de una buena resolcuión de la SCJN.

Abrazos, Eidania :D

Entradas más populares de este blog

Cecilia, 13

"Inicia mi adolescencia", nos anunciaste. Y sí, aquí estás con toda ella: con sus preguntas, titubeos, con su riada sin presa alguna, con su belleza latiendo, sus risas incontenibles y sus lágrimas igual de irrefrenables. Llega con una letra bella y desprolija a la vez, con vocaciones más claras. Otro tono de voz, otro tono ante la vida. Más vulnerable quizá, pero más decidida a caminar. Más silenciosa e interna, y más vociferante en sus formas. Me emociona observarte, redescubrirte, tomar tu mano y decir: calma, no hay prisa; calma, nadie fuera de ti te enuncia y determina; calma, calma, hay tanto por descubrir, hay tanto tiempo por delante, tanto aprendizaje en el itinerario, tantos hallazgos y tesoros, aun aquellos disfrazados de ceniza o putrefacción. Calma. Que en tu corazón nadie hable más que tú. Que ante el espejo no hable nadie más que el amor con el que te creamos y trajimos al mundo. Que tu voz interior solo se hable a sí misma con la ternura y admiración con la...

Capomo

Alicia, la novia de mi hermano Martín , me invitó a montar. A pelo. Sin silla de montar. Yo era niña. Tenía quizá 10 años. Anduvimos por el monte, lleno de brizna seca, con el sol muy bajo y naranja. En el silencio montaraz, ella me cantaba "La flor de capomo", ¿la conoces?, me preguntó. Le dije que no, entonces me la cantó en mayo. Este es uno de los momentos más memorables en mi niñez. Tiempo después, en una fiesta en el campo donde había música en vivo, mi padre quiso complacerme con una canción. "La flor de capomo", pedí, y mi padre sonrió extrañado y orgulloso a la vez. Desde entonces, para él esa es mi canción. Sí, esa es mi canción. Nunca he visto una flor de capomo. Queda poca gente que la ha visto. La flor de capomo crece en los ríos. Y ahora el río yaqui y mayo ya están secos, por lo que la flor de capomo es ya casi mítica. La raíz es muy extensa y con muchos tentáculos. Es como un estropajo estirable que se clava muy superficialmente en la tierra. El t...

Warhol 2012-2024

Llegó siendo una bolita albina, con un pelaje tan suave que parecía lanugo. Mariana decidió llamarle Warhol. Le gustaba estar en las escaleras de entrada a la casa para tomar el sol. Quienes pasaban nunca entendían su nombre y le inventaban otros: pelusa, bolita, motita. Era imposible verlo y seguir de largo. Él nunca llegó para seguir de largo. Llegó en la adolescencia de Mariana para ser esa criatura a quien abrazar en la soledad, en el miedo, el desconcierto, la confusión, el desarraigo. Era un diente de león suave y frágil que se metía abajo de su cama. En esa recámara tan blanca como él. En esa página nueva tan blanca como él. Fue paciente en el año que Mariana que estuvo en el extranjero. Y entonces se convirtió en la mascota de toda la familia. Siempre presto a correr escaleras arriba, escaleras abajo; a girar sobre su eje como un derviche cuando se emocionaba. Nunca se fue de largo. Tampoco cuando se mudó con Mariana a su pequeño departamento en el jardín. Ese fue el r...