
La palabra sadō se traduce como "camino del té", y se refiere concretamente al estudio o doctina de la ceremonia del té en la cultura japonesa. Nuevamente "el camino" del que hablaba en otra ocasión.
Cuando se habla de camino espiritual o el camino para dominar un arte como la caligrafía, es más entendible para nuestra mentalidad occidental. Pero quizá no sea del todo claro que un acto como servir el té, que no tiene más finalidad que eso mismo, precise de un camino, una disciplina, una doctrina, una especie de coreografía minuciosa y precisa.
Años de práctica, esfuerzos de aprendizaje, para un momento efímero, cotidiano, sin mayor trascendencia que el momento.
Y nuevamente aquí encuentro la clave: el valor de lo cotidiano y por ello trascendente, de lo efímero pero no fugaz, el peso del instante cuando se le dota de significancia.
Hay ciertos elementos que deben caracterizar la ceremonía del té: debe realizarse de la manera más perfecta, encantadora y graciosa posible.
Todo un camino hacia lo sutil. No debería esperar más de mi poesía.
Comentarios
Que tengas un bonito día.
Pasando a saludar.
Un abrazo,
Eidania
¡Igualmente! Que tngas un día bonito.