Ir al contenido principal

Camino hacia lo sutil y el instante


La palabra sadō se traduce como "camino del té", y se refiere concretamente al estudio o doctina de la ceremonia del té en la cultura japonesa. Nuevamente "el camino" del que hablaba en otra ocasión.

Cuando se habla de camino espiritual o el camino para dominar un arte como la caligrafía, es más entendible para nuestra mentalidad occidental. Pero quizá no sea del todo claro que un acto como servir el té, que no tiene más finalidad que eso mismo, precise de un camino, una disciplina, una doctrina, una especie de coreografía minuciosa y precisa.

Años de práctica, esfuerzos de aprendizaje, para un momento efímero, cotidiano, sin mayor trascendencia que el momento.

Y nuevamente aquí encuentro la clave: el valor de lo cotidiano y por ello trascendente, de lo efímero pero no fugaz, el peso del instante cuando se le dota de significancia.

Hay ciertos elementos que deben caracterizar la ceremonía del té: debe realizarse de la manera más perfecta, encantadora y graciosa posible.

Todo un camino hacia lo sutil. No debería esperar más de mi poesía.


Comentarios

Anónimo dijo…
Hola Antonieta,
Que tengas un bonito día.
Pasando a saludar.

Un abrazo,

Eidania
Mil gracias, Eidania. he andado en la locura en mi trabajo, así que apenas hoy paso tu comentario. Y me hace bien tu buen deseo :D

¡Igualmente! Que tngas un día bonito.

Entradas más populares de este blog

Cecilia, 13

"Inicia mi adolescencia", nos anunciaste. Y sí, aquí estás con toda ella: con sus preguntas, titubeos, con su riada sin presa alguna, con su belleza latiendo, sus risas incontenibles y sus lágrimas igual de irrefrenables. Llega con una letra bella y desprolija a la vez, con vocaciones más claras. Otro tono de voz, otro tono ante la vida. Más vulnerable quizá, pero más decidida a caminar. Más silenciosa e interna, y más vociferante en sus formas. Me emociona observarte, redescubrirte, tomar tu mano y decir: calma, no hay prisa; calma, nadie fuera de ti te enuncia y determina; calma, calma, hay tanto por descubrir, hay tanto tiempo por delante, tanto aprendizaje en el itinerario, tantos hallazgos y tesoros, aun aquellos disfrazados de ceniza o putrefacción. Calma. Que en tu corazón nadie hable más que tú. Que ante el espejo no hable nadie más que el amor con el que te creamos y trajimos al mundo. Que tu voz interior solo se hable a sí misma con la ternura y admiración con la...

Capomo

Alicia, la novia de mi hermano Martín , me invitó a montar. A pelo. Sin silla de montar. Yo era niña. Tenía quizá 10 años. Anduvimos por el monte, lleno de brizna seca, con el sol muy bajo y naranja. En el silencio montaraz, ella me cantaba "La flor de capomo", ¿la conoces?, me preguntó. Le dije que no, entonces me la cantó en mayo. Este es uno de los momentos más memorables en mi niñez. Tiempo después, en una fiesta en el campo donde había música en vivo, mi padre quiso complacerme con una canción. "La flor de capomo", pedí, y mi padre sonrió extrañado y orgulloso a la vez. Desde entonces, para él esa es mi canción. Sí, esa es mi canción. Nunca he visto una flor de capomo. Queda poca gente que la ha visto. La flor de capomo crece en los ríos. Y ahora el río yaqui y mayo ya están secos, por lo que la flor de capomo es ya casi mítica. La raíz es muy extensa y con muchos tentáculos. Es como un estropajo estirable que se clava muy superficialmente en la tierra. El t...

Warhol 2012-2024

Llegó siendo una bolita albina, con un pelaje tan suave que parecía lanugo. Mariana decidió llamarle Warhol. Le gustaba estar en las escaleras de entrada a la casa para tomar el sol. Quienes pasaban nunca entendían su nombre y le inventaban otros: pelusa, bolita, motita. Era imposible verlo y seguir de largo. Él nunca llegó para seguir de largo. Llegó en la adolescencia de Mariana para ser esa criatura a quien abrazar en la soledad, en el miedo, el desconcierto, la confusión, el desarraigo. Era un diente de león suave y frágil que se metía abajo de su cama. En esa recámara tan blanca como él. En esa página nueva tan blanca como él. Fue paciente en el año que Mariana que estuvo en el extranjero. Y entonces se convirtió en la mascota de toda la familia. Siempre presto a correr escaleras arriba, escaleras abajo; a girar sobre su eje como un derviche cuando se emocionaba. Nunca se fue de largo. Tampoco cuando se mudó con Mariana a su pequeño departamento en el jardín. Ese fue el r...