Regresar a casa siempre sabe bien: ver mi árbol enorme, mis bugambilias, los lirios, luego escuchar el alboroto de Rabito que se alegra de la llegada de sus mujeres.
Ay, qué bien sabe.
Pero llegar a casa y encontrar un sobre de diseño muy acá, muy monárquico, con el membrete de mi editorial, y dentro del sobre una carta con toda la formalidad ibérica, datos escuetos sobre cifras, leyes, porcentajes, contratos, y leer que tengo a mi disposición mis primeras regalías por ventas de Duelo de noche en el 2006, tasadas en euros...
Sabe muy muy bien. Sí, mucho muy bien.
Ay, qué bien sabe.
Pero llegar a casa y encontrar un sobre de diseño muy acá, muy monárquico, con el membrete de mi editorial, y dentro del sobre una carta con toda la formalidad ibérica, datos escuetos sobre cifras, leyes, porcentajes, contratos, y leer que tengo a mi disposición mis primeras regalías por ventas de Duelo de noche en el 2006, tasadas en euros...
Sabe muy muy bien. Sí, mucho muy bien.
Comentarios
Regresar a tu casa nos sabe bien a todos. Ya quiero estar en tu hogar, viendo desde la ventana tu enorme árbol y todo lo que describes, rascándole la cabeza a Rabito y oyendo las interminables historias de Mariana, mientras celebramos la buena fortuna de tu Editorial, el buen tino de tenerte y claaaaro, los euritos que nos tocan (sí, NOS, mínimo me toca una coca light, no?).
MIL FELICIDADES!
Ah, y mi sillón te espera, Rabito greñudísimo también, y el árbol... en fin mi casa. Las regalías creo que no esperarán mucho en mi cuenta de banco. Algo parecido a David Copperfield espera ansioso para desaparecerlas.
...Un abrazo...
Un abrazo fuerte (y terminable).