Una novela de pilotos explora en el cielo, en el vuelo.
Pero una novela de pilotos fumigadores explora también en la tierra y todo lo que se arrastra sobre ella.
Mi novela de pilotos fumigadores también quiere explorar en el mar. En un valle que está en el mar. Un valle cuya agua se agota porque se sala.
En mi novela hay un anciano ajeno a ese mar cerca del valle, al idioma que ahí se habla. Ajeno al mundo de los pilotos. Ajeno a una familia.
Se llama Erin. Es una isla.
Sobre eso pienso. Sobre eso quiero escribir.
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