Ir al contenido principal

Querida Marcela


Perdona que no te hable en diminutivo, como lo hace tu papá. A mí no me gustan. A él sí. Una diferencia literaria que tenemos, como tantas otras. Y es de esto de lo que te quiero hablar. Ahora tienes días de nacida y todavía no entiendes qué es eso que hace tu padre cuando te arrulla. Lo que hace es leerte. Sí, Marcela, leerte.



Ser hija de escritor/a no es cosa fácil. Por suerte tu mamá no lo es. Ella sí es sensata. Ella sí está entera.


Un día quizá le preguntes a tu padre qué demonios hago yo. Yo también escribo, Marcela, por eso te digo lo que te digo. Por eso quiero ponerte sobre aviso. Porque además yo también tengo una nena. Una nena a quien nunca le hablé en diminutivo, a quien no le leí antes de los 6 meses, faltaba tan grande aberración. Pero a los seis meses sí. Y sus primeros juguetes fueron libros. Y cuando salía de viaje en lugar de comprarle una camiseta de “Yo amo Guadalajara”, “Estuve en Guanajuato”, le compraba libros. Y te voy a decir: eso ahora no la hace gran lectora (a no ser de los metroflogs de sus amigos y de sus ventanas de chat… lectura simultánea, que no es cosa fácil y ya quisiera yo poder tener ese poder para leer varios libros a la vez y entenderlos todos).
Bueno, pero a lo que iba. Marcela, tienes que estar preparada para lo que te espera:
1. Lecturas de tu padre mientras comes, mientras juegas, mientras, mientras duermes, mientras te despiertas –joder- porque te despierta leyendo. Unas te interesarán, otras no.
2. Distracciones de tu padre mientras maneja, mientras te cuida, mientras te alimenta, mientras te baña, mientras le cuentas tu más grande secreto, mientras le revelas quién te gusta, mientras le confiesas que bajaste de calificación. ¿Y sabes por qué? Porque él estará pensando en una personaje que se enamora de un hombre que tiene un gran secreto y que al enamorarse baja de calificaciones… o no, mejor, de un hombre de bajas calificaciones, que a pesar de su tontera trae a todas enamoradas, y no logra descifrar el secreto de su sex appeal… o no… De esta manera él se perderá más de la mitad de tu vida y más de la mitad de sus conversaciones.
3. Una vida no muy convencional, y un ranking tampoco muy tradicional. Ser hija de escritor, que se dedica a hacer libros, que siempre va con ese aire de extraviado, que no tiene ni la menor idea de las modas, que siempre está cuestionando modas, léxico, conductas humanas, éticas, convencionalismos, etc., no da mucha popularidad.
4. Palabras extrañas que aprenderás creyendo que son de lo más normal, y ante la risa de tus amigos te darás cuenta de que no es muy conveniente decir “peculiar” en lugar de “curado”, “qué absurdo” en lugar de ni al queso…
5. Vicisitudes económicas, o por lo menos no vivirás en una colonia de moda, en una casota nuevecita; tu papá en lugar de pensar en comprar el wii o una pantalla plana estará ahorrando para un librero descomunal.

No es traidor el que avisa, Marcela linda. Para cualquier duda, te daré el chat de mi hija Mariana, su metroflog, su número celular, para que te pueda decir que después de todo no es tan terrible, y que lo más seguro es que el susto de tener a un padre escritor te llevará a querer ser todo lo contrario. Por fortuna

Yo te digo: bienvenida a la vida. ¡Y estás chulísima!

Comentarios

claudia dijo…
Marian
Qué peculiar lo que has escrito, tía...
Y no asustes a este pastelito de fresa tan hermoso...

Tu parientix
peculiar como el padre :D
asustada está! javo le lee! le lee!
hatoros dijo…
Hermosa lectura. Hermoso amor.
Gracias por escribir.
Gracias a ti por pasar a este nido. Por no tener techo, todos cabemos :-)
mar adentro dijo…
Qué suerte tiene Marcela...
Sí, es una niña afortunada.
:D
sí, tiene muy buenos papás. saludos a ellos: javo y marilú.
Anónimo dijo…
HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAA XD mamaa lamento decirte esto pero nadie dice PECULIAR en lugar de CURADO se usa otra palabraa ;*,. i nadiee NI AL QESOO!! xd HhHAHAHAHAHHA xd
Marcela, te presento a mi hija (con todo y lo que le leí y dice "ija"), "ija", te presento a Marcelita. Javo: hacer que nuestros hijos lean desde niñitos no los hace expertos en ortografía, como bien podrás ver.
:D
[de cualquier manera, Mariana: me encanta saber que todavía lees un poquito a tu mami. Te adoro]
Anónimo dijo…
Marcelita ya te leyó :D
Un beso a Marcelita y otro a Marilú y otro a ti, Javo :D
Marilú Siqueiros dijo…
Qué linda, Marian
Te agardezco mucho estas palabras que le dedicaste a mi hijita Marcela desde sus primeros días de nacida. Gracias por advertirle lo que sería una parte de su vida al tener un papá escritor. Creo que le atinaste en algunas cosas. A Marcela de 11 años le gustó mucho leerte.

Lo compartiré en mi facebook. Un abrazo con mucho cariño.

Entradas más populares de este blog

Cecilia, 13

"Inicia mi adolescencia", nos anunciaste. Y sí, aquí estás con toda ella: con sus preguntas, titubeos, con su riada sin presa alguna, con su belleza latiendo, sus risas incontenibles y sus lágrimas igual de irrefrenables. Llega con una letra bella y desprolija a la vez, con vocaciones más claras. Otro tono de voz, otro tono ante la vida. Más vulnerable quizá, pero más decidida a caminar. Más silenciosa e interna, y más vociferante en sus formas. Me emociona observarte, redescubrirte, tomar tu mano y decir: calma, no hay prisa; calma, nadie fuera de ti te enuncia y determina; calma, calma, hay tanto por descubrir, hay tanto tiempo por delante, tanto aprendizaje en el itinerario, tantos hallazgos y tesoros, aun aquellos disfrazados de ceniza o putrefacción. Calma. Que en tu corazón nadie hable más que tú. Que ante el espejo no hable nadie más que el amor con el que te creamos y trajimos al mundo. Que tu voz interior solo se hable a sí misma con la ternura y admiración con la...

Capomo

Alicia, la novia de mi hermano Martín , me invitó a montar. A pelo. Sin silla de montar. Yo era niña. Tenía quizá 10 años. Anduvimos por el monte, lleno de brizna seca, con el sol muy bajo y naranja. En el silencio montaraz, ella me cantaba "La flor de capomo", ¿la conoces?, me preguntó. Le dije que no, entonces me la cantó en mayo. Este es uno de los momentos más memorables en mi niñez. Tiempo después, en una fiesta en el campo donde había música en vivo, mi padre quiso complacerme con una canción. "La flor de capomo", pedí, y mi padre sonrió extrañado y orgulloso a la vez. Desde entonces, para él esa es mi canción. Sí, esa es mi canción. Nunca he visto una flor de capomo. Queda poca gente que la ha visto. La flor de capomo crece en los ríos. Y ahora el río yaqui y mayo ya están secos, por lo que la flor de capomo es ya casi mítica. La raíz es muy extensa y con muchos tentáculos. Es como un estropajo estirable que se clava muy superficialmente en la tierra. El t...

Warhol 2012-2024

Llegó siendo una bolita albina, con un pelaje tan suave que parecía lanugo. Mariana decidió llamarle Warhol. Le gustaba estar en las escaleras de entrada a la casa para tomar el sol. Quienes pasaban nunca entendían su nombre y le inventaban otros: pelusa, bolita, motita. Era imposible verlo y seguir de largo. Él nunca llegó para seguir de largo. Llegó en la adolescencia de Mariana para ser esa criatura a quien abrazar en la soledad, en el miedo, el desconcierto, la confusión, el desarraigo. Era un diente de león suave y frágil que se metía abajo de su cama. En esa recámara tan blanca como él. En esa página nueva tan blanca como él. Fue paciente en el año que Mariana que estuvo en el extranjero. Y entonces se convirtió en la mascota de toda la familia. Siempre presto a correr escaleras arriba, escaleras abajo; a girar sobre su eje como un derviche cuando se emocionaba. Nunca se fue de largo. Tampoco cuando se mudó con Mariana a su pequeño departamento en el jardín. Ese fue el r...