Ha sido un gran hallazgo. Se lo debo a él y a Milán. La puerta ha sido Los poemas muertos, publicado en la colección "raíz en trance" por Ácrono y Libros del Umbral.
Una poética nueva, visionaria, profética (en cuanto a que clama al presente, con respeto a la tradición y visión de futuro).
Y ahí encuentro las luchas que me han conmocionado mientras trabajo en mis caligrafías.
Lo que nos muestra Homero (pero también los otros grandes poemas arcaicos: la poesía testamentaria, el Mahabharata y el Ramayana hindú, los antiguos poemas nahuas) es concretud, una inmediatez increíble donde la voz y lo que ella nombra parecieran ser exactamente una sola cosa.
Hemos perdido esa correspondencia. Porque nosotros mismos hemos perdido esa correspondencia entre lo que somos y lo que decimos. Esa unidad de ser se rompe, esa visión cósmica, y su quebradura se traspasa a la palabra. Aquí más frases de Zurita:
En rigor, es la apabullante concreción de esos primeros poemas lo que nos hace sentir el poder germinal de las palabras....Esta es la agonía: ninguna palabra dice lo que dice, ninguna palabra nombra lo que nombra....El derrumbe del lenguaje y de las lenguas es el fracaso de nuestra unión con lo que se nombra, o lo que es lo mismo, es el fracaso infernal del amor....Pero el lenguaje que nos dio el a veces aterrador concepto de persona, que fue capaz de unir en una sola imagen el crimen imperdonable y la infinita piedad, que escribió las bienaventuranzas y la quebrada ternura de los poemas de Vallejo; ese lenguaje está a punto de morir e irremediablemente habremos de apagarnos en sus últimos estertores.
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¡Saludos, Coyote!