No lo había ligado. Este año lo he decidido dedicar a la disciplina. Y, como siempre sucede, ya había un antecedente hacia este camino: aquí mismo, en mi blog.
Encuentro esa afinidad con lo japonés. Lo que logre hacer, al nivel al que lo logre, siempre lo he visto y lo veré como una cuestión de disciplina. Y eso lo debo tener en cuenta no sólo como una explicación, sino como un camino. Un camino que debo recordar cuando después de años de narrativa, en que disciplina significaba sentarme 3 horas diarias a escribir, ahora significa otro tipo de esfuerzo y estado de conciencia.
La disciplina, pues, aparece en este momento no como un hábito o un fin: es una vía a mi propia escritura.
Comentarios