He introducido un personaje nuevo a la novela: el Tarta, apodo onomatopéyico de "El Tartamudo".
Bien dicen que los personajes te arrastran. Indagando en sus motivaciones, en su tartamudez, encontré que esta disfunción del habla es una especie de guerra entre lo que se quiere decir y lo que no se debe decir. Una especie de represión de alguna autoridad introyectada y la voz exacerbada que quiere ver la luz, pero es sofocada por la voz represora.
Esa guerra frena el flujo del habla, aborta las frases antes de pronunciarlas. Y me ha parecido fascinante, ya que el narrador lo permite, consignar esas dos voces que pelean por vencer.
Bienvenido a la ficción, Tarta.
Bien dicen que los personajes te arrastran. Indagando en sus motivaciones, en su tartamudez, encontré que esta disfunción del habla es una especie de guerra entre lo que se quiere decir y lo que no se debe decir. Una especie de represión de alguna autoridad introyectada y la voz exacerbada que quiere ver la luz, pero es sofocada por la voz represora.
Esa guerra frena el flujo del habla, aborta las frases antes de pronunciarlas. Y me ha parecido fascinante, ya que el narrador lo permite, consignar esas dos voces que pelean por vencer.
Bienvenido a la ficción, Tarta.
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