
Todo es autobiográfico, y así debe ser, pero nada lo es.
D.L.
Tengo una irremediable empatía por la gente que viene de vuelta de todo.
No me gusta defender posturas porque todas caben en el mundo y en mi mente.
Me gusta cuando la gente no cree en eso ni en lo otro.
Me gusta la gente con sentido común.
Por eso me da gusto que le hayan dado el Nobel de Literatura a Doris Lessing (Persia, 1919), una escritora de regreso del comunismo, del feminismo, aún preocupada por eso que llaman Tercer Mundo, y que dice una frase como esta:
"Ya no creo en esos sueños perfectos y maravillosos. (...) Simplemente me dedico a sentarme y ver cómo pasa la vida. ¿Qué más podemos hacer?".
(El Premio Príncipe de Asturias se ha convertido en un premio menos politizado que el Nobel; me alegra que en el 2001 se lo hayan otorgado a la Lessing).
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