
-Terminar el capítulo 11 de la II parte de mi novela. Recordé lo que me dijo un amigo de Mariana que todos los días se sube a mi coche mientras la espero a ella a la salida del colegio: "Dice Mariana que lo que escribes es muy triste". No supe qué responder. Pero al terminar el capítulo 11 lloré y lloré. Sí, es triste. Es verdad. No sé qué más podría responder.
-Revisar la I parte de la novela y hacer anotaciones. Ya tengo la suficiente distancia con esta parte como para poder eliminar enormes fragmentos, anotar al calce "¡No me gusta!", "¿Qué es esta redacción?", "¡Gulp!", "NOOO" y para sentir baches, tropiezos, inconsistencias.
-Tomarme un tequilita, mientras pienso en el capítulo 12 y los últimos hilos que me quedan por atar hacia el final.
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