Joso me pidió para la Línea del cosmonauta una especie de crónica back stage de las ferias del libro. Por el exceso de trabajo que padezco desde hace más de un mes, le he estado solicitando (pidiendo, rogando, suplicando, exigiendo) una prórroga.
El pobre de Joso, preocupado de saber cuánto estoy trabajando, me quiso liberar: déjalo, luego me entregas algo. Pero mi orgullo: una Mendívil no queda mal en el trabajo.
Ese orgullo me sentó anoche ante la compu sin tener idea de qué escribir y empecé: tac, tac, tac, tac sobre el teclado.
Hasta que de repente mis hemisferios errantes y ya maltrechos despertaron y tuvieron a bien encontrarse, hacer click, un efímero guiño.
Lo suficiente para crear un texto donde la escritora se disocia de su yo y ambas cuentan, desde cada perspectiva, sobre la experiencia antinatural de un escritor: ir a una enorme feria a leer su novela.
El pobre de Joso, preocupado de saber cuánto estoy trabajando, me quiso liberar: déjalo, luego me entregas algo. Pero mi orgullo: una Mendívil no queda mal en el trabajo.
Ese orgullo me sentó anoche ante la compu sin tener idea de qué escribir y empecé: tac, tac, tac, tac sobre el teclado.
Hasta que de repente mis hemisferios errantes y ya maltrechos despertaron y tuvieron a bien encontrarse, hacer click, un efímero guiño.
Lo suficiente para crear un texto donde la escritora se disocia de su yo y ambas cuentan, desde cada perspectiva, sobre la experiencia antinatural de un escritor: ir a una enorme feria a leer su novela.
Comentarios