Ir al contenido principal

Perder la lengua


"La mitad de las 7.000 lenguas que se hablan en el mundo podrían desaparecer en este siglo, según un estudio de National Geographic que alertó ayer del peligro en cinco puntos del planeta, entre ellos América Central y del Sur".

Esta nota me hace pensar en el lenguaje y las causas políticamente correctas, que hoy en día nos sensibiliza más sobre la extinción de los animales que la del lenguaje.

La pérdida de un idioma es la pérdida de conocimiento, de una concepción del mundo, de una riqueza cultural, de una identidad para un pueblo.

Los lingüistas podrán decir esto y más.

Pero entiendo la tragedia que significa esto sólo al recordar que Ramón Xirau no es capaz de escribir poesía en otro idioma que no sea el catalán: esa lengua en que le hablaba su madre, ese sonido que le configuró el mundo, que se lo hizo visible y alcanzable a su entendimiento, a su sentir, a su reflexión, a su pluma.

Ese contacto primigenio con el lenguaje es el que debe buscar el poeta. La búsqueda de la palabra como la primera piedra de una construcción.

Antes de que las palabras se extingan.

Comentarios

nacho dijo…
Estoy de acuerdo con la pérdida que significa la desaparición de las lenguas, especialmente de aquellas que carecieron de escritura, sin embargo, la historia de la especie humana es la historia de la desaparición de las lenguas y, la verdad, más allá de la nostalgia que represente, no veo la forma en que pueda aislarse una lengua, evitar su mutación y mantenerse "pura".
Las lenguas desaparecen sin pedir permiso, ni siquiera pienso que una lengua desaparezca o permanezca por voluntad humana. Es muy posible que, por paradójico que parezca, el inglés sea borrado de la faz de la tierra igual como le ocurrió al latín y no sería de extrañar que algunas lenguas asiáticas fuesen predominantes dentro de mil años.
Pero, bueno, eso es ya especulación...
un beso. nacho mondaca
Tienes razón, Nacho. Respetar las lenguas conlleva respetar el proceso vivo desde su desarrollo. Así sea hasta su muerte natural. Aunque a veces ante el inglés parece que al resto de las lenguas les van aplicando una eutanasia.
Gracias por pasar por aquí y reflexionar en este nido de palabras.
mar adentro dijo…
Hace un par de días salí triste de clase...un chico pensó en voz alta y lo alcancé a escuchar. El decía algo sobre la inutilidad de aprender redacción si el español estaba destinado a desaparecer, todos buscan hablar inglés y perder el acento, prefieren escuelas bilingües o estudiar en el extranjero; "necesitan" hablar inglés y el español estorba. Habló también sobre la inutilidad de estudiar y conocer una cultura que sólo refleja el retraso de un pueblo. La clase se detuvo y el resto del tiempo hablamos de historia, identidad, riqueza, consumo, cosas así...de todos modos salí triste. Él dice que aprender español es inútil, que está lleno de palabras inútiles, sinónimos inútiles, conjugaciones inútiles.
Salí triste...ahora tengo cuatro meses para convencerlo de lo contrario.
Sí, a eso me refiero con eutanasia del lenguaje. Pero bueno, no es tu respondabilidad convencerlo. Dejad que los necios pierdan su lengua y vayan en busca de otra. A ver si con en inglés piensan mejor.

Entradas más populares de este blog

Cecilia, 13

"Inicia mi adolescencia", nos anunciaste. Y sí, aquí estás con toda ella: con sus preguntas, titubeos, con su riada sin presa alguna, con su belleza latiendo, sus risas incontenibles y sus lágrimas igual de irrefrenables. Llega con una letra bella y desprolija a la vez, con vocaciones más claras. Otro tono de voz, otro tono ante la vida. Más vulnerable quizá, pero más decidida a caminar. Más silenciosa e interna, y más vociferante en sus formas. Me emociona observarte, redescubrirte, tomar tu mano y decir: calma, no hay prisa; calma, nadie fuera de ti te enuncia y determina; calma, calma, hay tanto por descubrir, hay tanto tiempo por delante, tanto aprendizaje en el itinerario, tantos hallazgos y tesoros, aun aquellos disfrazados de ceniza o putrefacción. Calma. Que en tu corazón nadie hable más que tú. Que ante el espejo no hable nadie más que el amor con el que te creamos y trajimos al mundo. Que tu voz interior solo se hable a sí misma con la ternura y admiración con la...

Capomo

Alicia, la novia de mi hermano Martín , me invitó a montar. A pelo. Sin silla de montar. Yo era niña. Tenía quizá 10 años. Anduvimos por el monte, lleno de brizna seca, con el sol muy bajo y naranja. En el silencio montaraz, ella me cantaba "La flor de capomo", ¿la conoces?, me preguntó. Le dije que no, entonces me la cantó en mayo. Este es uno de los momentos más memorables en mi niñez. Tiempo después, en una fiesta en el campo donde había música en vivo, mi padre quiso complacerme con una canción. "La flor de capomo", pedí, y mi padre sonrió extrañado y orgulloso a la vez. Desde entonces, para él esa es mi canción. Sí, esa es mi canción. Nunca he visto una flor de capomo. Queda poca gente que la ha visto. La flor de capomo crece en los ríos. Y ahora el río yaqui y mayo ya están secos, por lo que la flor de capomo es ya casi mítica. La raíz es muy extensa y con muchos tentáculos. Es como un estropajo estirable que se clava muy superficialmente en la tierra. El t...

Warhol 2012-2024

Llegó siendo una bolita albina, con un pelaje tan suave que parecía lanugo. Mariana decidió llamarle Warhol. Le gustaba estar en las escaleras de entrada a la casa para tomar el sol. Quienes pasaban nunca entendían su nombre y le inventaban otros: pelusa, bolita, motita. Era imposible verlo y seguir de largo. Él nunca llegó para seguir de largo. Llegó en la adolescencia de Mariana para ser esa criatura a quien abrazar en la soledad, en el miedo, el desconcierto, la confusión, el desarraigo. Era un diente de león suave y frágil que se metía abajo de su cama. En esa recámara tan blanca como él. En esa página nueva tan blanca como él. Fue paciente en el año que Mariana que estuvo en el extranjero. Y entonces se convirtió en la mascota de toda la familia. Siempre presto a correr escaleras arriba, escaleras abajo; a girar sobre su eje como un derviche cuando se emocionaba. Nunca se fue de largo. Tampoco cuando se mudó con Mariana a su pequeño departamento en el jardín. Ese fue el r...