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Celestino ha muerto

Tenía ganas de volver a las palabras cálidas, blandas, rodantes, musicales de la literatura latinoamericana.

Tenía ganas de leer Celestino antes del alba, de Reynaldo Arenas.
Tenía ganas de comentarlo. Pero Celestino no se comenta: se canta.
No se entiende: se vive.

Con Celestino se aprende que la narrativa es palabras, los seres humanos somos palabras, la vida es palabra.
Se aprende a jugar, se aprende a desmantelar esas estructuras narrativas, se aprende a creer en eso que escribimos en las hojas de los árboles aunque después lo corte el hacha.
Se aprende a creer en esas presencias al fondo del pozo, los otros que siempre acaban siendo el reflejo de uno mismo.

¿Qué sigue? Murakami: un vuelco a otro continente, sin pasar por Europa.

Comentarios

sylvíssima dijo…
Yo soy una murakami groupie. Me he leído todo lo que en español se ha publicado en Tusquets. También unos cuentos de random house en inglés. Ya pensaste con cuál vas a iniciar?

Sin importar lo que los demás te digan yo sugiero iniciar con Tokio Blues.

Suerte en el murakami inicio.
Al Sur de la frontera, al Oeste del sol. Ya empecé, anoche.

Gracias :-)
sylvíssima dijo…
Mmhh pues pensarás en todos los Hajimes y todas las Shimamotos que has conocido en tu vida. En las Izumis.

Saludos.
Ay, no, no me digas... ¿necesariamiente? :-S

:-P

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