Ir al contenido principal

La nostalgia no es literal


Hemos perdido tanto: la capacidad de discernir, de jerarquizar, de sorprendernos, de indignarnos, de idealizar, de rebelarnos, de romper, de criticar, de opinar, de acertar, de equivocarnos, de sostener, de buscar congruencia. Hay un cinismo atravesándolo todo: la literatura, la música, el arte, la política.

Por eso cuando veo, escucho o leo algo que recupera la nostalgia, construyo una choza y me quedo ahí. La nostalgia es recuperar el alma de la pérdida.

Ahora que escribo sobre pilotos fumigadores, arraigados en el mundo rural, quise retomar la música norteña. No pude. La nostalgia por esos años de mi niñez no se reflejaba en las notas simples y festivas de esa música. Lejos de recuperar esos recuerdos me expulsaban de ellos. Aunque era la música que se escuchaba entonces, mis recuerdos no habitaban ahí.

Desistí.

Pero me topé con este grupo, Beirut, y su álbum “March of the zapotec”. Recordé claramente las fiestas con la banda sinaloense, los metales retumbando en mi pecho, azotándome, para que aceptara ese mundo como parte de mí. Rememoré la tristeza de ver el letargo del alcohol que corría a borbotones por las serpentinas de los barriles; el baile y caminar descompuesto de los borrachos. Las mujeres abanicándose lentas, sonrientes, en espera de un hombre tambaleante que las sacara a bailar.

Beirut me permite recuperar esa memoria, ese ambiente, pero no con literalidad. Es una reinterpretación de esa música, de esa tradición, de ese sopor, de ese mundo viril que se debate entre la frustración y la violencia.

Encontré. Escribí.

[les recomiendo probar algo de Beirut aquí o aquí]

Comentarios

sylvíssima dijo…
beirut es uno de mis top 5 para iniciar y cerrar un día laboral, trompetitas y vocecita.
¿Tienes el disco? Luego hablamos del resto de tu top :D Un abrazote
Me encanta la forma que escribes; siempre que paso por tu nido encunetro cosas de interés
Gracia por descubrir a Beirut, mañana busco el disco.
Aprevecho para recomendarte un texto de Gustavo Martín Garzo: "La infancia del mundo"; EL PAÍS, 20/07/2008.
Lo encuentras en mi bitácora
http://fredalvarez.blogspot.com/2008/09/la-infancia-del-mundo.html
¡Un abrazo Marian!
Gracias, Fred, qué padre poder intercambiar información, visiones, lecturas, referencias. Me gusta mucho Gustavo Martín Garzo, y especialmente cómo transmina su escritura a través de los recuerdos sensoriales. Lo leeré. Muchas gracias [y si encuentras el disco, dime dónde, para buscarlo]. Un gusto, como siempre, tenerte por aquí.
Anónimo dijo…
Marian:
Tengo los discos oonmigo, los conseguí en Gandhi del centro de la Ciudad de México; sólo había una copia. La canción la Llorona está mal. Lástima.
Un abrazo
Fred Alvarez
Uy, y la Llorona es magistral. Me da esperanza saber que lo conseguiste en el DF. En Mix up he encontrado a Antony and the johnsons y a Iron & wine en la sección alternativa. Quizá por ahí anden también. Te felicito por la adquisición, Fred, y gracias por el aviso y la atención :D
Un abrazo.
sylvíssima dijo…
De Beirut sólo tengo The flying club cup. A Iron and Wine y (beloved) Antony yo agregaría a Belle y Sebastian, a Thao a ArcadeFire/The postal service y, porsupuestísimo a Cat Power y con eso señores tiene uno para escribir horas y horas y horas y horas.
Para escribir tengo que buscar música según el mood de lo que escribo. Ahora he echado mano de cierta música folk, por el camino indie, claro, para entrar en ambiente. Todo se desarrollo en ambientes rurales, tanto en paisaje como en visión del mundo. Ha entrado Damien Rice, pero no Cat Power que es muy urbana. Y hablando de cats :D te recomiendo a Catbird, una danesa fabulosa.

Buscaré tus otras referencias. ¡Un abrazo!

Entradas más populares de este blog

Ceci, 12

Ceci de mi alma, Cuando leas esto ya tendrás 12 años. Una edad en la que las artes de la magia se convierten en empeño, esfuerzo, sabiduría forjada cada día, conciencia. Y eso te pediré hoy: un poco de magia para que me hagas estar contigo en ste momento, para que me sientas en tu corazón y en tu mente con la claridad con que me ves cada día a las seis de la mañana en la cocina, preparando todo antes de que te vayas a la escuela. Aunque, estando tan modorras, ¿podemos vernos con claridad? Mejor: con la claridad con que me ves cuando regresas de la escuela y me cuentas lo que pasó, mientras la comida termina de prepararse, y el celular suena y suena y suena con mensajes y el trabajo interminable, que tr fastidia un poco. Hay una escritora que dice que de alguna manera las mamás nunca podemos separarnos del todo de nuestras criaturas, porque hemos estado tan unidas una en la otra, desde el inicio de la vida, que es imposible. Y así como el misterio inicia, gestándose en el vientre

Capomo

Alicia, la novia de mi hermano Martín , me invitó a montar. A pelo. Sin silla de montar. Yo era niña. Tenía quizá 10 años. Anduvimos por el monte, lleno de brizna seca, con el sol muy bajo y naranja. En el silencio montaraz, ella me cantaba "La flor de capomo", ¿la conoces?, me preguntó. Le dije que no, entonces me la cantó en mayo. Este es uno de los momentos más memorables en mi niñez. Tiempo después, en una fiesta en el campo donde había música en vivo, mi padre quiso complacerme con una canción. "La flor de capomo", pedí, y mi padre sonrió extrañado y orgulloso a la vez. Desde entonces, para él esa es mi canción. Sí, esa es mi canción. Nunca he visto una flor de capomo. Queda poca gente que la ha visto. La flor de capomo crece en los ríos. Y ahora el río yaqui y mayo ya están secos, por lo que la flor de capomo es ya casi mítica. La raíz es muy extensa y con muchos tentáculos. Es como un estropajo estirable que se clava muy superficialmente en la tierra. El t

Mariana, 28

Mariana de mi alma, Desde que naciste me pregunté mucho qué sería de ti. Porque esa mirada profunda que parecía venir de otros mundos y otros tiempos, ese llanto intenso y que llenaba la habitación, o esa risa llena de luz y plenitud solo me llevaban a preguntar: ¿qué hará en esta vida? y sobre todo, ¿qué tengo que hacer yo, como su madre, para acompañarla? Desde entonces siempre te he visto llegar a los linderos, ampliar los límites, llevarte a ellos o más allá de sus coordenadas. No como alguien que rompe, sino descubre; no como alguien que se precipita, sino explora. Una especie de cartógrafa del ser. Sin tibiezas ni inmovilismos. Y pienso en lo afortunada que soy de conocer más allá de mis miras miopes gracias a ti, de ser empujada más allá de mis límites por ti. Siempre. Incluso hoy. Nada de medianías contigo, nada de apatía, de pasividad. Aunque sea yo una roca angulosa y pesada, crees en mí como un canto rodado. Y pienso que tu misma búsqueda de expresión, sin límites c