Antenoche, que tuve una reacción similar a cuando ha muerto alguien muy querido, pensaba en qué lugar tiene el dolor en mi vida.
Sobre todo porque veo que para escribir, el dolor actúa como un cateterismo. La arteria colapsada que se destapa. El dolor es un agitador existencial, es un la huella de la memoria, es el cauce del pensamiento.
Reconozco la memoria del dolor. Pero no hay dolor en mí. El dolor me ha dejado vados. Pero son ya tan planos, tan llanos, las piedras están tan lisas, la flora está tan lánguida, que eso ya no puede llamarse río, ni caudal, ni paso de otra cosa que no sea viento y una que otra ave.
¿Y qué son los vados sino cicatrices de la tierra? Alguien que rasgó su superficie y la abrió. Huella de un desangramiento, de una savia que se exprime y corre por un buen tiempo.
Tengo cicatrices. Tengo memorias. Tengo cauces largos atravesando mi vida. Arenosos. Sin flujo ya. No. No hay dolor. Pero sí escritura que puede navegar en la memoria de sus afluentes.
Sobre todo porque veo que para escribir, el dolor actúa como un cateterismo. La arteria colapsada que se destapa. El dolor es un agitador existencial, es un la huella de la memoria, es el cauce del pensamiento.
Reconozco la memoria del dolor. Pero no hay dolor en mí. El dolor me ha dejado vados. Pero son ya tan planos, tan llanos, las piedras están tan lisas, la flora está tan lánguida, que eso ya no puede llamarse río, ni caudal, ni paso de otra cosa que no sea viento y una que otra ave.
¿Y qué son los vados sino cicatrices de la tierra? Alguien que rasgó su superficie y la abrió. Huella de un desangramiento, de una savia que se exprime y corre por un buen tiempo.
Tengo cicatrices. Tengo memorias. Tengo cauces largos atravesando mi vida. Arenosos. Sin flujo ya. No. No hay dolor. Pero sí escritura que puede navegar en la memoria de sus afluentes.
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