Cuando comentaba mi sensación de tener el techo en la cabeza, la pared en la nariz, me refiero a la necesidad de romper límites y explorar más allá de ellos.
Por eso me es muy estimulante leer a los autores que muestran, en alguna obra, esos límites. Celestino antes del alba, de Reinaldo Arenas, es un límite del juego del lenguaje como un caudal narrativo, autogenerativo; el Paul Auster de Ciudad de cristal, es otro límite del juego con el lector, un acuerdo siempre traicionado con el absurdo; el Milán Kundera de La insoportable levedad del ser, es un límite de la razón dentro del campo literario.
Creo que Solitario de amor marca otro límite: el del amante que hunde su amor hasta la locura, hasta los torrentes sanguíneos y los líquidos biliares de su amada; el del amante primitivo, anterior al lenguaje, nadando en un marasmo de instintos, pulsiones, inconsciente.
Uno entonces contempla habitaciones que antes estaban oscuras y uno empieza a perder el miedo a caminar en ellas.
Por eso me es muy estimulante leer a los autores que muestran, en alguna obra, esos límites. Celestino antes del alba, de Reinaldo Arenas, es un límite del juego del lenguaje como un caudal narrativo, autogenerativo; el Paul Auster de Ciudad de cristal, es otro límite del juego con el lector, un acuerdo siempre traicionado con el absurdo; el Milán Kundera de La insoportable levedad del ser, es un límite de la razón dentro del campo literario.
Creo que Solitario de amor marca otro límite: el del amante que hunde su amor hasta la locura, hasta los torrentes sanguíneos y los líquidos biliares de su amada; el del amante primitivo, anterior al lenguaje, nadando en un marasmo de instintos, pulsiones, inconsciente.
Uno entonces contempla habitaciones que antes estaban oscuras y uno empieza a perder el miedo a caminar en ellas.
Comentarios
No sé si fui clara. No sé si soy clara.
En esta liga está la entrevista de la que te hablé. No tiene nada qué ver con tu novela o con tu escritura pero puede tener todo qué ver con tu novela y con tu escritura (nótese que no dije: con tu vida). A ver si te sirve:
http://maruska.soria.org/bernhard1.htm
Y sí. No se puede ser muy clara en esto, pero sí: cada vez que uno se asoma a un límite se adelanta unos centímetros y se transforma. Nunca hay un retorno del todo.
Gracias :-) (ya casi termino la novela y con todo el dolor de mi codicia, te la regreso).
besos a las dos.
Somos unas bandoleras peleando el botín: ¡un libro!