En el avión de ida y de regreso de mis vacaciones leí a Clarice Lispector, unos textos breves, crónicas cotidianas, que bien podrían ser parte de un blog.
De Clarice me habló Karla Montalvo, amiga y ex compañera de habitación mientras fuimos becarias del fonca. Luego Jaime Soler, mi amigo y editor. Karla me dijo que la mirada de Clarice llevaba al lenguaje más allá de sus límites. Jaime me dijo que era dolorosamente extraordinaria.
La leo y veo una visión compleja y un lenguaje flexible para cubrir esa complejidad. Las palabras parecen huesos estirados bajo tortura, para hacerlos crecer. Doloroso. Sí.
De Clarice me habló Karla Montalvo, amiga y ex compañera de habitación mientras fuimos becarias del fonca. Luego Jaime Soler, mi amigo y editor. Karla me dijo que la mirada de Clarice llevaba al lenguaje más allá de sus límites. Jaime me dijo que era dolorosamente extraordinaria.
La leo y veo una visión compleja y un lenguaje flexible para cubrir esa complejidad. Las palabras parecen huesos estirados bajo tortura, para hacerlos crecer. Doloroso. Sí.
Comentarios
Pero ¿sabes? Hace años Graciela Leal me recomendó leer diarios o pequeñas notas de escritores antes de iniciar un proyecto.
Y le agradezco su sugerencia. Es la mejor manera de estimularse, de poner a revolotear las ideas y las palabras.
Gracias por venir, Letty :-)
:-)
¡Gracias ti, Letty!